miércoles, 9 de enero de 2013

Zelai

¡Hola a todos! Hacía tiempo que me habían recomendado este bar restaurante y muchas veces me había quedado con las ganas de ir, pero como siempre está hasta arriba no es fácil. 
Al final fui por primera vez por mi despedida de soltera, ya que reservaron mis amigas, y la experiencia fue increíble así que cuando volví otra vez, hace poco, me preocupé de tomar fotos para hablaros de este magnífico bar y restaurante.
Se encuentra en el centro, muy cerca de la Plaza Nueva y cuando entras encuentras una larga barra, con baldas en la pared contraria, donde tapear seguido de una zona de mesas bajas también para tapeo. Tras un biombo se encuentra la zona de restaurante, más bien pequeñita, que da a un patio acristalado. La decoración del local es minimalista y moderna.
Respecto a los camareros, son bastante atentos y ágiles, sobre todo teniendo en cuenta que suele estar llenísimo.
La carta no es muy extensa, pero todos y cada uno de los platos, tanto de carne como de pescado, suenan de maravilla, y muchos de ellos, aunque no todos, se pueden pedir también como tapas. También tienen una amplia carta de vinos para pedir por botellas y unos pocos vinos que se pueden tomar por copas.
En esta ocasión, pedimos mesa en la parte del restaurante, así que comimos a base de medias y raciones. Lo primero que pedimos fue una ración de rissotto de espárragos y setas, ya que tal como entras en el bar te llega el aroma del risotto y por experiencia está absolutamente delicioso; 


un plato de tacos de foie a la sartén con melocotones, vainilla y pan de jengibre, muy sabroso, en su punto y con una combinación perfecta de sabores;

y tataki de atún rojo con tomate, con fama, y merecida, en Sevilla. El atún es de muy alta calidad y está perfectamente preparado.


Para seguir, pedimos media ración de magret de pato, como todo lo demás muy bien cocinado y de muy alta calidad, sabroso y bien combinado, aunque quizás personalmente me llamen más la atención otros platos, que también me parecen que tienen mejor relación calidad/precio;


y terminamos con una minihamburguesa de buey, acompañada con patatas fritas caseras y mayonesa al curry. Deliciosa y sustanciosa, uno de mis favoritos del restaurante.


Como entre el grupo había unos cuantos golosos, pedimos un par de postres para compartir, un crumble de pistachos con sopa de frutos rojos y helado, para mí el mejor de los dos, una gran combinación de sabores y texturas;


y un bizcocho de chocolate con naranja amarga y helado de queso idiazabal, con una bonita presentación y muy buena preparación.


La cuenta quedó en algo menos de 30 euros por persona, incluyendo una botella de tinto, una copa de blanco, varios refrescos y un par de botellas de agua. Por dar algunos precios, los refrescos estaban a 1,80€, la botella de tinto a 17€, la ración de rissotto tiene un precio de 16€, las hamburguesas cuestan 6€ cada uno y las medias rondan los 14€. Los postres son caros, 7€, sobre todo porque, aunque deliciosos, tampoco eran muy generosos en cantidad. Aunque el precio es un poco elevado, es uno de esos sitios que merecen la pena ir de vez en cuando si puedes permitirte el capricho, ya que la cocina es excepcional.
¡Hasta el próximo bar!