La carta es bastante variada, aunque no muy extensa, y ofrece la posibilidad de tomar vinos por copas.
En esta ocasión pedimos tapas de solomillo treseme, que llevaba una salsa con mostaza y miel muy conseguida; unos bastoncillos de berenjena con salmorejo, abundante y bien frito; una hamburguesa de toro de lidia muy sabrosa y de muy buenas proporciones; cazón en adobo y queso de cabra gratinado con mermelada de fresas, ambas también muy generosas de cantidad y de buena calidad.
Cuando fuimos el otro día tenían también una carta de enrolladitos y montaditos, aunque muchos estaban agotados, por lo que al final cayó solo uno de pringá. Lo que no sé si será un tema de Semana Santa o una novedad añadida al bar.
Como ya he comentado, el servicio es muy agradable, ágil y atento, y de precio y calidad también estaba muy bien, así que en conjunto un bar más que recomendable.
¡Hasta el próximo bar!
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